Clics para el cambio

El mayor movimiento global de la lucha contra el cambio climático, La Hora del Planeta, volvió a utilizar las redes sociales como potentísimo altavoz, evidenciando que, por si queda alguna duda, estos medios son eficaces canales comunicativos para el activismo social. Un activismo en el que no hay vuelta atrás: Internet ha revolucionado radicalmente la forma en que la ciudadanía participa en el cambio de la sociedad. En este sentido, Francisco Polo, director de change.org, describió en Tecnológica 2014 los tres puntos claves de dicha revolución: el liderazgo (quienes crean peticiones sociales), la manera en la que nos enfrentamos a las causas y, por último, la velocidad a la hora de difundir y validar los cambios.

De igual modo, el activismo digital no conoce fronteras puesto que desde cualquier rincón del planeta, mientras exista un mínimo de conectividad, se puede crear o participar en un movimiento social; igualmente, no entiende ni de edad o estatus socioeconómico (es más, no es necesario disponer de presupuestos para iniciar ciertas campañas); menos de grupos, colectivos o incluso de organizaciones para generar impacto. «La Red ha rebajado las barreras para la participación y provocar cambios», destacó Polo en el Teatro Guimerá. De igual modo, influye en cómo nos enfrentamos a las grandes causas porque contribuimos en las pequeñas soluciones de las ramificaciones que las componen. Tampoco importa la temática: en España, la ONG con mayor número de seguidores en Facebook es Igualdad Animal, organización de carácter internacional dedicada a los derechos de los animales.

Pero ¿cuál es la tecla del éxito? La respuesta se encuentra en el tercer punto: la validación representada en las victorias. Porque las victorias inspiran; contagian de una fuerza motora y de la convicción de que otra sociedad es posible. Más campañas en curso, más participantes y, por tanto, más influencia en que escuchen y contesten los poderes públicos. Respecto a esto último, La Hora del Planeta es un claro ejemplo: el sábado 29, durante una hora, los principales monumentos y edificios de miles de ciudades alrededor del mundo se apagaron, como vía de concienciación en unas naciones derrochadoras energéticamente. Ahora, reflexionemos sobre el poder que tienen nuestros clics y utilicémoslos como es debido.