Facebook, en sus condiciones de uso, expone de forma explícita que al utilizar el servicio, le concedemos una «licencia no exclusiva, transferible, con derechos de sublicencia, libre de derechos de autor, aplicable globalmente», para utilizar todo el contenido que publiquemos, ya sea fotografías, vídeos, textos, etcétera; además, añade, una vez eliminado dicho contenido «es posible que […] permanezca en copias de seguridad durante un plazo de tiempo razonable».
Quizá alguno se haya llevado las manos a la cabeza, ya que (casi) nadie se toma la molestia de leer los engorrosos avisos legales de letra pequeña —ruego me excusen los letrados—. Por si fuera poco, Zuckerberg exige que los perfiles estén fidedignamente actualizados; y no me extraña: otro de los puntos más sensibles es el que apunta que «podemos analizar […] tus datos para cualquier propósito, incluido el comercial» —más adelante aclara que eliminan cualquier elemento identificable al compartirlo con terceros (anunciantes, entre otros)—. Asimismo, no garantizan la seguridad, así que, en caso de ciberataque, se lavan las manos.
No es mi intención alarmar, pero utilizar la mayoría de los servicios digitales gratuitos conlleva la aceptación de este tipo de cláusulas. Más, cuando reciben información de cada conexión: «[…] por ejemplo, cuando consultas la biografía de otra persona, envías o recibes un mensaje, buscas un amigo o una página, haces clic, consultas o interactúas de otro modo con cosas, utilizas una aplicación para móviles, compras créditos… […]». Y no solo dentro del propio espacio, también registra los movimientos cuando se visita una aplicación, juego o sitio web. Respecto a esto último, puntualiza que «aunque nos permites utilizar la información que recibimos acerca de ti, tú eres en todo momento su propietario». Algo que podría parecer contradictorio, si no lo es ya.
Por último, si queremos borrar el perfil (que no es lo mismo que desactivar), encontramos otro escollo salvable: «[…] tardamos aproximadamente un mes en eliminar una cuenta, pero puede quedar información en las copias de seguridad y los registros durante un máximo de 90 días». Hasta aquí, todo claro. Lo que no queda tan claro es hasta qué punto debemos sacrificar nuestra privacidad por productos digitales sin coste. Juzguen por ustedes mismos.