Techo de (ego) cristal

Texto de opinión publicado en Tenerife Ahora

En las últimas semanas, los medios de comunicación han exprimido la metáfora techo de cristal, que todas las mujeres con aspiraciones profesionales conocemos bastante bien. Significa que, en algún momento de nuestra carrera en una empresa, no solo no podremos ambicionar ir a más, por mucho que el compromiso y los resultados hablen por sí mismos, sino que también descubriremos una serie de obstáculos, la mayoría insalvables, por nuestra condición de género: nunca se es lo suficientemente buena cuando el ambiente huele a testosterona, y la discriminación positiva poco puede hacer en un sistema en el que, históricamente, somos —y nos tratamos— como secundarias, acentuándolo, en mi opinión, la Web. Pero, antes de continuar, permitidme que presente esta columna que tengo el honor de escribir para este nuevo medio.

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