Nómadas digitales: los dueños de su destino

Artículo publicado en Tenerife Ahora

¿Se puede viajar por el mundo y ganar dinero a la vez? Sí, gracias a Internet.

Si las reglas están hechas por los hombres, están condenadas a ser rotas. Una y otra vez. Más, en una sociedad dominada por la conectividad a Internet. Ahora, cualquier profesional puede trabajar en remoto, desde cualquier punto del planeta, mientras tenga un portátil, tableta o incluso un teléfono inteligente y, por supuesto, Wi-Fi o datos. Así de sencillo y así de complejo.

Renegar de la estructura de trabajo convencional, es decir, abandonar el sistema, conlleva muchos riesgos, entre ellos, renunciar al concepto histórico de carrera y garantizarse unos mínimos ingresos. Estos dos retos no son los únicos a los que se enfrentan los apodados nómadas digitales (Digital Nomads), también conocidos como hackers (Life Hackers) o diseñadores de estilo de vida (Lifestyle Designers), sino también a enormes desafíos, pero que compensa al tener la oportunidad de recorrer el mundo, compartir con otras culturas y, en definitiva, vivir a su manera.

Sobra decir que no todos pueden ser nómadas digitales. Sí, suena atractivo el poder trabajar desde cualquier lugar, no solo desde casa, sobre todo si se tiene auténtica vocación de viajero. Sin embargo, para llegar a este punto, hay que tomar drásticas decisiones y, además, poseer una mentalidad emprendedora que, y esto no debe sorprendernos, no se fomenta a edades tempranas en este país —el currículo escolar tiene vocación de funcionario. No obstante, muchos de los milénicos (los nacidos entre 1981 y 1995, según la Fundéu), han asimilado que los escenarios económicos actuales distan de los que disfrutaron sus padres: la inseguridad es la norma y dejar un trabajo para buscar algo mejor ya no se juzga como una locura. Nunca está de más recordar que nada es para siempre.

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