
Solo han bastado unas décadas para que la revolución de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) se haya producido. Anteriormente, requería de segmentos de tiempo más largos, incluso siglos, mientras que actualmente la innovación tecnológica ocurre cada día; esto último ha propiciado una nueva forma de consumir o incluso de crecimiento empresarial de algunos sectores que han convergido en nuevas industrias. El precedente, como era de esperar, lo encontramos en la movilidad de las comunicaciones gracias a Internet.
Y son precisamente las TIC las que presentan posibilidades de escalar económicamente a corto plazo; ejemplarizando, hemos pasado de ver televisión de pago, suscribiéndonos a ciertos canales, a una programación en digital que, además, promueve la interactividad no solo mediante dispositivos tales como smartphones o tabletas, sino también en la pequeña pantalla. Luego, la calidad es fundamental para captar a unas audiencias multiplataformas, críticas y sobresaturadas. Sobra decir que el contenido nunca ha dejado de ser el protagonista pero ahora lo es más que nunca.
Si continuamos analizando cómo lo digital ha revolucionado el consumo, una de las situaciones más significativas es la que atañe a la industria audiovisual: estrenos cinematográficos en videoclubs online en vez de en salas de cine renunciando a toda la parafernalia que eso conlleva. Hasta la distribución ha notado sus efectos: Carmina o Revienta, de Paco León, fue estrenada en simultáneo en cines, Internet, DVD e incluso en televisión a la carta. De igual modo, su promoción en las redes sociales fue llamativa: los detractores de esta nueva vía de llegar a los públicos contribuyeron a que la iniciativa fuese engrandecida y, por ende, viralizada.
Este nuevo paradigma supone una oportunidad única para que los productores, dada la escasa de posibilidad de distribuir mediante los canales convencionales, encuentren una segunda salida para sus obras descartadas. Aun siendo las industrias creativas parte indispensable de la economía digital, son las más perjudicadas por la piratería que, desde 2008, ha destruido más de 185.000 puestos en la Unión Europea. Y, sin ellas, no puede haber contenidos; menos, de calidad. Así que seamos justos con el esfuerzo ajeno y reflexionemos cuando vayamos a hacer clic en ver online o descargar de manera ilegal.